A la hora de hablar de comunicación entre padres e hijos, tenemos que mirar un poco más allá de nuestro rol en el día a día y el amor que les tenemos a nuestros hijos. Para mantener una comunicación honesta y cercana con ellos debemos trabajar nuestra habilidad de escucharlos y guiarlos.
Una buena comunicación se fomenta desde el inicio de su vida, en la infancia y la adolescencia.
Así como nosotros necesitamos desahogarnos con un amigo o amiga sobre nuestros problemas del día a día, ellos también. Comunicar puede partir desde gestos, palabras o simplemente miradas, identificándolas es donde verdaderamente creamos ese lazo afectivo.
Escucharlos y ayudarlos es la mejor manera de prestar atención a sus obstáculos y preocupaciones.